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Arte Cultural: ‘CORAJE DE MADRE’: ESPLÉNDIDA ISABEL ORDAZ QUE BORDA TODOS LOS REGISTROS DANDO VIDA A UNA MUJER QUE SE SALVA DEL EXTERMINIO JUDIO EN UNA OBRA DE GEORGE TABORI

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CALIFICACIÓN.- NOTABLE: 7’5

Hasta el 19 de marzo, en el Teatro de la Abadía se representa ‘Coraje de madre’ de George Tabori, un autor teatral de enorme interés cuya obra, sin embargo, apenas se ha podido ver en España. Tabori nació en Hungría el 24 de mayo de 1914 y murió en 2007 en Berlín, ciudad en la que residió gran parte de su vida. En toda su obra resuena inconfundiblemente el teatro de Bertolt Brecht mezclado con un sentido del humor macabro, típico de la tradición judía. Un humor que está muy presente, de principio a fin, en ‘Coraje de madre’ a pesar de la crudeza de la la historia. Víctor-León Oller se ha encargado brillantemente de la traducción al español. 

En ‘Coraje de madre’, el dramaturgo húngaro relata cómo su madre, Elsa Tabori, se salvó de ser deportada a un campo de exterminio. A lo largo de noventa minutos, el propio autor -interpretado de forma magnífica por Pere Ponce- cuenta la historia con todo tipo de detalles y con ese humor cáustico que mencionábamos anteriormente. La propia madre, que es la protagonista de la historia -a la que da vida una espléndida Isabel Ordaz, va corrigiendo una y otra vez la versión del hijo para matizar determinados aspectos. Tabori pone de manifiesto lo difícil que es contar ciertas historias que no se pueden contar y que, sin embargo, deben ser contadas.

A pesar de relatar una historia dramática y llena penumbra, Tabori dota al personaje de la madre de vitalidad y simpatía. El dramaturgo húngaro se desenvuelve como pez en el agua a la hora de mezclar de registros contradictorios. De ahí, que la elección de Isabel Ordaz haya sido todo un acierto para encarnar a Elsa. La inolvidable protagonista de ‘La que se avecina’ realiza una actuación llena de emoción y humanidad, sin perder nunca ese toque de humor y la dignidad que ‘salvan’ al personaje del horror. A lo largo de los noventa minutos que dura la función, Ordaz da un auténtica lección en un papel extremadamente difícil en el que tiene que hacer un gran trabajo de contención (para no romperse) y que ella consigue llevarse a su terreno, arropada en todo momento por un gran Pere Ponce, que hace las labores de narrador. Completan el reparto tres excelentes actores (Xavi Frau, Sacha Tomé y David Bueno) que se van desdoblando en los distintos personajes de la historia, sobre todo en alemanes nazis.

La dirección escénica corre a cargo de  Helena Pimenta que ha sabido plasmar de forma sencilla, elegante y efectista este texto que se mueve continuamente en registros contradictorios. Ella logra que la historia llegue al espectador con la dimensión adecuando en un coctel en el que no falta la emoción, el ritmo, la vitalidad, el respeto y la empatía. Precisamente, la empatía es uno de los elementos más destacados en la obra de Tabori y Pimenta lo ha trasladado a la perfección a la puesta en escena. 

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Destacar el espacio escénico -obra de José Tomé y Marcos Carazo- que está presidido por un enorme espejo, que juega un papel fundamental en la puesta en escena. Mónica Teijeiro es la responsable del vestuario mientras que Nicolás Fischetl se ha encargado del diseño de luces. En una obra de estas características por supuesto no nos podemos olvidar del magnífico trabajo que ha hecho Nuria Castejón como asesora de movimiento y el espacio sonoro creado por Ignacio García. Precisamente, una de las cosas que más nos han gustado es la música al piano interpretada por David Bueno, que le da un toque muy especial al montaje.


Lo mejor: la soberbia actuación de Isabel Ordaz.

Lo menos bueno: hay alguna escena del texto que se podría pulir, como por ejemplo el encuentro en el tren de Elsa y el general alemán que la ha liberado. Es un poco larga. 

Aldo Ruiz

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