Arte Cultural

Conoce las 5 propiedades de la luz y aprende a modificarlas en tus fotografías

La luz es la pintura de la fotografía, sin ella esta forma de arte que nos apasiona tanto no existiría. Sin embargo, cuando nos adentramos en el mundo de la fotografía tendemos a centrarnos más en estudiar la cámara que en estudiar la materia prima con la que tenemos que trabajar.

En este artículo vamos a ver cuáles son las principales propiedades y cualidades de la luz que hay, y las veremos aplicadas a diferentes ejemplos prácticos para que aprendas a trabajar con cada una de ellas.

Contenidos

Repasando las principales propiedades de la luz

Entender bien cómo influye la luz en nuestras fotografías sin duda hará que mejoremos el resultado de nuestras imágenes. A veces nos obsesionamos con que el sujeto aparezca bien, con que la cámara tenga unos parámetros concretos, con que el lugar sea precioso… pero todo eso, si no intentamos buscar la mejor luz, de poco nos servirá.

Para evitar que esto ocurra, a continuación repasaremos las principales cualidades de la luz que afectarán a nuestras fotografías y pueden cambiar los resultados de una manera totalmente radical… ¡y eso que tan solo estamos hablando de luz!

Porque aunque pensemos que ya lo sabemos todo acerca de ella, seguro que hay conceptos que tienes un poco difusos.

Eso sí, quiero que entiendas que no hay luces correctas o luces incorrectas. La iluminación es otro factor con el que contamos que está al servicio del propósito que persigue la fotografía.

Existen diferentes estilos y preferencias, y según qué es lo que busquemos será más correcto utilizar un tipo de luz u otra. Lo importante es que conozcas cómo funciona para que puedas emplearla a tu favor.

1. La Calidad

Empezamos hablando de la calidad de la luz. La calidad es una propiedad que se mide por nuestra percepción visual, ya que más que medir la luz, lo que hace es medir la transición que hay entre las luces y las sombras.

Para determinar si la luz es suave o dura nos fijaremos por tanto en esa transición existente entre las zonas iluminadas y las zonas oscuras. Si la transición es brusca y forma una línea muy definida que separa ambas partes, hablamos de luz dura. Si la transición genera un suave degradado, entonces es un tipo de luz suave.

La importancia del tamaño relativo de las fuentes de luz

Lo que influirá en que esa transición entre luces y sombras sea dura o suave es el tamaño relativo de las fuentes, que se basa en la relación que existe entre el tamaño de la fuente de luz y el sujeto u objeto que vayamos a fotografiar (cómo de grande ve el sujeto la fuente de luz), y la distancia que hay entre ambos. Así pues, el sol es una fuente de iluminación dura, porque a pesar de tener unas dimensiones muy grandes, la distancia a la que está de nosotros nos hace apreciarlo como aparentemente pequeño.

Esto implica que el sol es una fuente de luz pequeña y distante en relación a nuestra posición, por lo que el sol emite un tipo de luz dura.

¿Y si colocamos un flash a menos de un metro de un objeto pequeño? Entonces estaremos hablando de un tipo de iluminación suave, porque la fuente de luz estará muy cerca del sujeto y será grande en comparación con él. Pero cuidado, porque si ese mismo flash lo alejamos bastante del objeto puede convertirse en un tipo de luz dura.

¿Y si ese mismo flash lo empleamos con una persona a una distancia corta? También será una luz dura, porque a pesar de estar cerca del sujeto, el tamaño de la fuente es pequeño en relación al sujeto. Esto demuestra que el tamaño aparente de la fuente de luz es la clave para determinar la calidad de la luz. 

Diferencias entre luz dura y luz suave

¿Pero qué diferencias existen entre un tipo de luz suave y un tipo de luz dura?

  • Luz Dura. La luz dura es aquella que hemos dicho que se produce cuando la fuente de luz es pequeña y distante del sujeto u objeto que vamos a fotografiar. Este tipo de luz es direccional, por lo que se puede controlar y dirigir fácilmente. Además, también se caracteriza por proyectar sombras muy fuertes y reflejos brillantes que nos ayudarán a acentuar las texturas y los detalles del motivo que fotografiemos. Otro de los efectos de una luz dura es que aumenta el contraste y satura más los colores, por lo que será idónea para retratos que queremos que sean dramáticos.
  • Luz Suave. La luz suave es aquella que se produce cuando la fuente de luz es grande y cercana en relación al sujeto u objeto fotografiado. La luz suave no es direccional ya que proviene de una fuente de luz difusa, por lo que será mucho más difícil de controlar. Este tipo de luz genera poco contraste y disminuye la saturación. Como no se acentúan las texturas y los detalles, es una buena opción para retratos más amables y dulces en los que queremos que el aspecto de la piel sea suave y no muestre tantos detalles.

Suavizando la luz

¿Y se puede suavizar una fuente de luz dura? Por supuesto. Para ello tenemos dos opciones.

La primera es acercar la fuente de luz al sujeto u objeto, ya que así estaremos modificando la relación entre el tamaño de la fuente de luz y este, o dicho de otro modo, la fuente de luz será aparentemente más grande.

Aunque claro, una cosa es acercar el flash al sujeto si estamos trabajando con luz artificial, y otra muy distinta es intentar acercar el sol cuando trabajamos con natural, algo que resulta imposible.

Es por ello que la opción más recomendada es la de emplear difusores, que no solo suavizarán la luz sino que harán que la fuente de luz sea aparentemente más grande.

Por ejemplo, en el caso de la luz natural las nubes son un estupendo difusor del sol, así como también podemos emplear la parte difusora del reflector 5 en 1 para suavizar la luz que le incide al sujeto u objeto fotografiado. Si quieres conocer más difusores, en este otro artículo te hablábamos de que trucos podías emplear para tratar de suavizar la luz natural.

Aprendiendo a Distinguir la Calidad de la Luz

A veces, si estamos trabajando con una iluminación frontal se hará complicado distinguir si se trata de una luz dura o una luz suave, ya que tendremos menos pistas debido a la ausencia de sombras.

Con esto quiero que empieces a comprender que las propiedades están íntimamente ligadas, y que aunque estamos tratando de explicarlas por separado, al final cuando hablamos de luz debes entender que esta es una combinación de todas ellas.

2. La intensidad

Otra de las cualidades de la luz es la intensidad, que se refiere a la cantidad de luz que hay en el espacio en el que vamos a realizar al fotografía y le incide al objeto o sujeto que vamos a capturar.

Piensa en el siguiente ejemplo. Imagina que te encuentras en una habitación, abres la ventana y se cuela una gran cantidad de luz en la estancia. Instintivamente tus ojos se entrecerrarán, porque al abrir la ventana ha entrado mucha luz y tu vista tiene que acostumbrarse a esa nueva cantidad de luz que ahora hay en la habitación.

Y lo mismo ocurre en el caso contrario. Imagina que estás en plena naturaleza con una linterna encendida, y decides apagarla. Al principio no verás nada y parecerá que la oscuridad absoluta te rodea, pero poco a poco tu vista se acostumbrará y empezarás a distinguir cosas en esa oscuridad.

La exposición adecuada

Nuestro propósito como fotógrafos es obtener imágenes que estén bien expuestas, pero a diferencia de nuestra vista, la cámara no es tan lista, y necesitaremos configurarla para que se adapte a los diferentes escenarios lumínicos a los que nos enfrentemos.

Para ello primero deberemos analizar la iluminación del lugar y a continuación configuraremos los valores de la cámara que conforman el famoso triángulo de la exposición: la apertura de diafragma, la velocidad de obturación y la sensibilidad ISO. Ajustando esos valores estaremos regulando la cantidad de luz de una escena que registra la cámara y así podremos obtener nuestra fotografía bien expuesta.

Si no la exponemos de forma adecuada pueden ocurrir dos cosas: que la toma salga sobreexpuesta o incluso quemada porque le entra demasiada luz al sensor de la cámara, o que la toma salga subexpuesta porque no le entra suficiente luz.

Modificando la intensidad de la luz

Respecto a la intensidad de la luz también hay que señalar que existen diferencias a la hora de modificarla dependiendo de si la luz es artificial o natural.

En el caso de que trabajemos con luz artificial podremos modificar directamente la cantidad de luz que emite la fuente, modificando la potencia o la distancia con respecto al sujeto.

Para este último caso, el de la separación existente entre la fuente de luz y el elemento fotografiado, es interesante que conozcas la regla de la inversa del cuadrado.

Muchos pensamos que si disparamos un flash a un metro de un objeto, y a continuación lo alejamos a 2 metros, la intensidad de la luz será la mitad, pero es un error.

La regla de la inversa del cuadrado viene a decirnos que la intensidad de algunos fenómenos físicos como son la luz o el sonido, disminuye a razón del cuadrado de la distancia donde se origina, o dicho de otro modo, es inversamente proporcional al cuadrado de la distancia desde el punto de origen.

Para que se entienda mejor, esto quiere decir que si iluminamos un objeto que está a un metro del flash, y luego lo alejamos a 2 metros, estaremos reduciendo su intensidad 4 veces. Al igual que si lo colocamos después a 3 metros, la estaremos reduciendo 9 veces, tal y como se señala en el gráfico.

Por otra parte, en el caso de trabajar con luz natural obviamente no podremos modificar la cantidad de luz que emite la fuente, por lo que solo nos queda compensar esa intensidad mediante los ajustes de la cámara.

Si vamos a realizar un retrato con luz natural en un exterior, no es lo mismo hacerlo con la luz de mediodía que al atardecer. En el primer caso estaremos trabajando con una luz muy intensa, que a su vez es dura, y que provocará fuertes contrastes entre luces y sombras, algo que no suele ser muy halagador en fotografía de retrato.

En el caso de realizar el retrato durante el atardecer, la luz será menos intensa, aunque será igual de dura hasta que sol se haya puesto, momento en el cual pasará a ser suave porque la fuente de luz no incidirá de forma directa.

Es importante matizar esto porque se tiende a confundir intensidad con calidad de la luz, y como hemos dicho están muy ligadas, pero una cosa es que haya más o menos luz en el ambiente, y otra muy distinta que esa luz sea dura o suave. Comprueba las diferencias entre las siguientes fotografías.

Por último respecto a la intensidad, también podemos emplear algunos trucos para reducirla en el caso de trabajar en exteriores con mucha luz, como es algo tan simple como colocar a nuestro sujeto bajo la sombra.

De este modo estaremos restando cantidad de luz a la escena, y por otro lado también conseguiremos suavizar la luz y lograr sombras menos marcadas en el rostro del retratado.

3. El color

Lo que percibimos como color en realidad es una interpretación que hace nuestro cerebro y que transmite a través de los nervios ópticos, de la luz que reflejan los objetos. Cuando vemos un objeto de determinado color, lo hacemos porque este refleja determinadas longitudes de onda, y me explico.

Las longitudes de onda representan a cada uno de los colores. El ser humano es capaz de ver un rango concreto de esas longitudes de onda, lo cual conocemos como espectro visible.

Pues bien, un objeto absorbe todas las longitudes de onda excepto una, la del color del objeto, que es aquella que refleja.

La Temperatura de Color de la Luz

La luz tiene dominantes de color dependiendo de la proporción de longitud de onda que tenga, que van desde el rojo hasta el azul. Por eso, a lo largo del día comprobaremos que la luz va variando de color. Para describir el color utilizamos la escala de temperatura de color, que se mide en kelvin y nos indica qué color domina sobre los demás.

Al igual que ocurría con la intensidad, nuestra vista también se acostumbrará a los cambios de color de forma rápida, pero nuestra cámara no.

Deberemos ser nosotros quien le demos las indicaciones precisas para que capture la toma con la tonalidad de color que queremos, y para ello podemos o bien directamente emplear filtros que modifiquen la temperatura de color de la fuente de luz (en el caso de la luz artificial), o bien emplear el balance de blancos.

El Balance de Blancos

El balance de blancos no es otra cosa sino un control que nos servirá para indicarle a nuestra cámara la temperatura de color que hay en el ambiente, de tal forma que ella pueda establecer cuál es el color blanco, y a partir de él ajustar el resto de tonos de la fotografía.

El balance de blancos tiene un gran impacto en la fotografía, pues dependiendo de cuál escojamos podremos cambiar el carácter narrativo o descriptivo de una escena, o incluso el estado de ánimo.

Una foto puede tener un balance cálido (cuando predominan los colores anaranjados) o frío (cuando predominan los azulados), independientemente del momento en el que se haya realizado la foto. Es el poder que tiene el control del balance de blancos, con él podemos neutralizar los colores que interpreta la cámara, o provocar adrede una dominante u otra en pro de la creatividad.

Cuando hablamos de dominantes cálidas se transmiten sensaciones amables, dinámicas, alegres y cercanas. Cuando la dominante es fría, el efecto que se produce es más misterioso, serio, calmado, relajante y/o distante.

Ajustando el balance de blancos

El balance podemos ajustarlo antes del disparo, tanto de forma automática, con alguno de los presets (soleado, nublado, sombra, tungsteno, fluorescente, etc.), o de forma manual; como en el momento de la edición.

Para este segundo caso es sumamente útil disparar en formato RAW nuestras fotografías, ya que de ese modo aunque no hayamos hecho la mejor elección en el momento de la toma podremos corregir el color sin miedo a perder calidad en el procesado.

Diferencias entre la luz natural y la luz artificial

También existen diferencias a la hora de trabajar con luz artificial o luz natural. Por ejemplo, si trabajamos con luz artificial debes saber que un fluorescente tiene una dominante verdosa, las bombillas de tungsteno la tienen anaranjada, y un flash sería la que trabaja con una luz que consideramos como blanco neutro.

Mientras que si trabajamos con luz natural veremos como a lo largo del día las dominantes van variando, teniendo los amaneceres y atardeceres una dominante naranja, la luz de mediodía una luz neutra, y los días nublados y el momento antes de la salida del sol o después de la puesta de sol, una dominante azulada.

Por último respecto al color de la luz, cabe destacar que cuando trabajamos con flashes externos podemos tintar su luz mediante los geles de color para modificar su temperatura, de forma que igualemos o combinemos su luz con la que hay en el ambiente.

4. La dirección

La dirección está determinada por la posición de la fuente de luz con respecto al fotógrafo y el sujeto u objeto fotografiado. Esta nos ayudará a darle énfasis a determinadas zonas, y a ocultar también otras que no nos interesa mostrar.

Además, la dirección de la luz es una cualidad que afectará a la apariencia general del elemento que vayamos a fotografiar, y determina aspectos como son:

  • El volumen. Está determinado por las sombras que se proyectan debido a la dirección desde la que incide la luz, y nos ayuda a generar sensación de tridimensionalidad en la fotografía.
  • La textura. La textura es una propiedad que está ligada al sentido del tacto. Utilizando luces laterales conseguiremos enfatizar la textura proyectando sombras largas y profundas que marcan el relieve del elemento fotografiado, mientras que si utilizamos luces frontales le restaremos textura al objeto o sujeto fotografiado.
  • La saturación. La saturación se corresponde con la intensidad o viveza de un color. Si trabajamos con luces más laterales la saturación disminuirá, mientras que si las luces son más frontales lo que harán será destacar el color.

Propiedades de la Luz: La Dirección

Así pues, en la fotografía de la izquierda observamos que se ha utilizado una iluminación lateral. En este caso comprobamos que la textura y el volumen se realzan, pero el color no es tan intenso. Sin embargo, en la imagen de la derecha, en la que se ha empleado una luz frontal, el color es más vivo, pero a cambio perdemos textura y volumen.

Esquemas básicos de luz

Sobre la dirección de la luz es interesante que conozcamos los esquemas básicos, que son:

  • Luz frontal. Cuando la fuente de luz se encuentra frente al sujeto u objeto, es decir, desde la posición en la que está situada la cámara. Este tipo de iluminación nos ofrece imágenes planas con poca textura y volumen, pero por otro lado refleja muy bien los colores.
  • Luz Rembrandt o a 45º. También conocida como luz de tres cuartos, se utiliza mucho en retratos clásicos. Dependiendo de la altura a la que se encuentre la fuente de luz puede provocar un triángulo de luz invertido que se proyecta en la mejilla del sujeto y que era muy característico en los retratos del famoso pintor Rembrandt. Con este esquema obtendremos volumen y textura en nuestras tomas, y también preservaremos el color.
  • Luz lateral o a 90º. Cuando la fuente de luz está situada a 90º del objeto o sujeto, de tal modo que solo se ilumina la mitad de este. Con esta iluminación lograremos un efecto dramático estupendo, que realza las texturas del motivo fotografiado, aunque eso sí, perderemos intensidad en los colores.
  • Luz de recorte. Esta luz no está pensada para iluminar, sino más bien para perfilar y recortar la figura del fondo, por eso se suele emplear como una fuente de luz secundaria.
  • Contraluz. Cuando la fuente de luz está colocada tras el sujeto u objeto fotografiado. Este tipo de luz también sirve para perfilar y recortar la figura del fondo. Según la medición de luz que hagamos, podemos emplear este tipo de iluminación para conseguir siluetas o imágenes con cierta aura mágica. En el caso de las siluetas perderemos toda la información sobre el color y la textura del elemento, mientras que en el caso de las imágenes con algo de aura no la perderemos del todo pero el contraste será mínimo.
  • Luz cenital. Cuando la fuente de luz se sitúa por encima del motivo fotográfico, provocando fuertes contrastes, de tal modo que aparecen sombras muy duras y verticales, y las zonas iluminadas son muy intensas. En fotografía de retrato no es la luz más aconsejable.
  • Luz nadir. Cuando la fuente de luz se sitúa justo por debajo del sujeto, provocando sombras duras y verticales que van hacia arriba. Este tipo de iluminación infunde misterio e incluso temor.

En estos esquemas hablamos de usar una única fuente de luz para explicar mejor la dirección de la luz, pero por supuesto podemos combinar varias direcciones para mejorar el esquema de iluminación y obtener mejores resultados.

Diferencias entre la luz natural y la luz artificial

Por otro lado, respecto a la dirección de la luz también nos queda matizar que no podemos trabajar con esta cualidad del mismo modo si empleamos luz artificial que luz natural.

En el caso de la luz artificial nos resultará muy sencillo cambiar la posición de la fuente de luz a donde nosotros queramos, pero en el caso del sol no podemos hacerlo. Aunque puedes estar tranquilo, porque como dice el dicho «Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña».

En este caso para variar la dirección de la luz lo que tendremos que hacer es modificar la posición de nuestro sujeto u objeto. De hecho, un buen ejercicio para que practiques es que coloques a tu sujeto en un lugar, y vayas pidiéndole que se gire mientras das una vuelta a su alrededor para observar cómo va cambiando la luz y por tanto la apariencia del sujeto.

5. La cobertura

Y por último nos queda hablar de la cobertura. La cobertura hace referencia a lo concentrada o dispersa que está la luz, por lo tanto a la cantidad de espacio que es capaz de iluminar una fuente de luz.

Cuanto más dispersa sea la luz mayor será la superficie que ilumina. Cuanto más concentrada sea la luz, mejor será la superficie que ilumine.

Uno de los aspectos que influye en la cobertura de la luz es la distancia de la fuente respecto al elemento fotografiado. Cuanto más cerca del sujeto u objeto esté la fuente de luz, más concentrada será. Mientras que cuanto más alejada esté del sujeto la fuente de luz, más dispersa será, por lo que la superficie que iluminará será mayor.

Piensa en el siguiente ejemplo. Si cogemos una linterna y dirigimos su haz hacia la pared, este estará mucho más concentrado si nos colocamos cerca de la pared que si nos alejamos.

Modificando la cobertura de la luz

Para variar la cobertura de la luz podemos emplear diferentes modificadores que nos ayudarán a concentrar o dispersar la luz. Para concentrar la luz podemos emplear por ejemplo grids o conos sobre un flash externo, que acotarán la cobertura de la fuente de luz. Para dispersarla tenemos los difusores, como telas blancas o superficies traslúcidas.

Si vamos a trabajar con un flash externo también podemos modificar la cobertura con la configuración del flash. Con la posición tele o zoom en el flash concentraremos el haz, mientras que con posiciones más angulares lo ampliaremos de forma que cubra una mayor superficie.

De nuevo, es importante recalcar que la cobertura no debemos confundirla con la calidad de la luz, ya que son cosas distintas. Una luz de mediodía es una luz dura pero a su vez dispersa, ya que ilumina una gran superficie. Por otro lado una luz puede ser concentrada y suave si la cubrimos con algún difusor.

Comprobando la teoría con ejemplos prácticos

Hemos visto cada una de las propiedades por separado, pero como te he ido diciendo en varias ocasiones todas están muy ligadas entre sí. La idea es que entiendas cómo funciona cada una de ellas, pero que cuando vayas a trabajar las unifiques y las veas como un «todo».

Visualiza lo que quieres conseguir con la iluminación en tu fotografía, y después utiliza los recursos que tienes para conseguirlo. Es por esto mismo que hemos querido analizar 4 ejemplos distintos en los que se combinan varias cualidades de la luz en una misma toma.

Ejemplo 1

Para el primer ejemplo nos encontramos en una localización en exterior y con la luz característica de las horas centrales del día. Realizamos un retrato y, tal y como hemos explicado antes, la luz resulta muy dura porque la fuente de luz es el sol y éste es aparentemente pequeño en relación al tamaño de nuestro sujeto.

Por otro lado esa luz es intensa, por la gran cantidad de luz que emite el sol, y dispersa, ya que cubre toda la escena incluido también el fondo. Además se trata de una luz bastante cenital, y es por ello que observamos que se proyectan sombras verticales en el rostro de nuestra modelo que no son demasiado favorecedoras. Y por último otra de las cosas que podríamos señalar es que la temperatura de color de la luz nos ofrece un color bastante neutro.

Si quisiéramos mejorar el resultado de este retrato, una posible solución sería hacer que la luz fuera suave y difusa, ya que nuestro retrato sería más amable. Para ello la solución más fácil es colocar a la modelo bajo la sombra de un árbol o edificio.

Al hacerlo no solo estaremos reduciendo la intensidad de la luz que le incide al sujeto, sino que la luz pasará a ser mucho más suave y difusa, ya que en realidad es la luz del sol rebotada en los elementos del entorno lo que iluminará a nuestro sujeto. Eso si, en este caso sí que nos tocará ajustar bien el balance de blancos de la cámara ya que los elementos del entorno pueden tener una evidente dominante de color.

Ejemplo 2

Para este segundo ejemplo nos encontramos en un interior, y vamos a realizar un retrato disparando un flash externo conectado a la cámara lo cual nos dará como resultado un esquema de iluminación frontal. Ya sabes que este tipo de luz nos ofrece una imagen muy plana y a la vez dura, ya que el flash es una fuente de luz pequeña en relación al tamaño de nuestro sujeto.

Para mejorar el resultado de la toma nuestro propósito es darle volumen a la fotografía y conseguir que la luz sea un poco más suave.

Así pues, lo que haremos primero será mover el flash de posición, y dejarlo a 45º respecto al sujeto. De este modo lograremos que aparezcan sombras en el rostro del sujeto que le dan algo de profundidad y volumen al retrato.

Eso sí, como queremos que la transición entre luces y sombras sea más suave, lo que haremos será colocar un paraguas difusor delante del flash, que lo que hará será agrandar el tamaño de la fuente de luz y ayudarnos por tanto a suavizar la luz.

Ejemplo 3

Para el tercer ejemplo lo que queremos trabajar sobre todo es la cobertura del haz de luz. La primera toma la haremos  también en un interior y colocando el flash externo a unos 45º del modelo y subiéndolo un poco de altura.

Además en esta ocasión no emplearemos ningún tipo de difusor. Comprobamos que a pesar de que el ambiente es muy tenue, el destello del flash ha llegado a iluminar un poco la pared del fondo.

Para tratar de concentrar el haz de luz ya sabes que puedes o bien cambiar la posición del flash de angular a zoom, o emplear accesorios como son los conos o grids.

En nuestro caso hemos colocado un grid sobre el flash, y eso nos ha ayudado a concentrar muchísimo más la luz, oscureciendo el fondo del retrato y enfatizando la mirada de la modelo.

Ejemplo 4

Y por último, ya hemos visto que el color es una propiedad que puede dar mucho juego en nuestras fotografías, y aunque normalmente tenderemos a neutralizar los colores para que aparezcan más naturales, también podemos emplear el color de la luz de forma creativa.

En este ejercicio no hemos querido trabajar con el balance de blancos de la cámara, sino que nuestro propósito era crear una fotografía original en la que se combinaran dos tonos de color diferentes en el rostro: el naranja y el azul.

Para lograrlo empleamos dos flashes externos, que colocamos a los laterales de la modelo a unos 90º cada uno respecto a ella. Uno de esos flashes tenía un gel de color azul, mientras que el otro tenía un gel de color naranja.

El siguiente paso fue ajustar la intensidad del flash para que la cantidad de luz no eliminara el tinte del gel, de ahí la importancia de rebajar la intensidad de luz en este tipo de tomas. Y ojo, porque según el color de gel con el que trabajes puede que cada flash necesite una intensidad distinta.

El resultado como ves resulta bastante curioso, y nos recuerda un poco a los carteles de una de las temporadas de la famosa serie Juego de Tronos.

¿Ahora lo tienes claro? ¡Ilumínanos con tus fotos!

Ahora que hemos repasado cuáles son las propiedades de la luz y las hemos visto aplicadas a diferentes ejemplos, seguro que si alguien confunde los términos para referirse a una propiedad u otra, sabrás explicarle con argumentos sólidos en qué se está equivocando para que así pueda rectificar.

Parece una tontería, pero piensa que la luz es la base de la fotografía, y si empezamos confundiendo los términos en este ámbito, esa confusión la arrastraremos en toda nuestra curva de aprendizaje. Así que te animo a que te armes de paciencia, leas la lección y lo más importante, experimentes tú mismo con la luz para entenderla definitivamente y que aprendas cómo funciona. ¿Te animas a practicar?

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