Dark, esclavos del tiempo

By Arte Cultural Dic27,2018 #Dark #Netflix

Dark, así se titula la primera serie original alemana para la plataforma Netflix, un título que le viene al pelo a este proyecto ya que esta obra posee mucho de oscuro y turbio en todo su conjunto. Estamos ante una serie realmente interesante para los amantes del género, que a priori puede parecer un producto más del montón, pero que en realidad tiene muchas cosas que ofrecer. Yo llegué a ella no muy convencido y debo admitir que poco a poco me fue ganando hasta atraparme por completo. Por ello quiero dedicarle aquí unas cuántas líneas a modo de reseña —libre de spoilers—.

Dark se estrenó el 1 de diciembre de 2017 con una primera temporada compuesta de diez capítulos de aproximadamente 55 minutos —Netflix ya la ha renovado por una segunda temporada que llegará en los próximos meses—. La historia nos sumerge en el año 2019 en el pueblo ficticio de Winden, una pequeña localidad alemana en la que suceden cosas extrañas y en la que misteriosamente algunos niños han desaparecido de la noche a la mañana descolocando a sus habitantes. Estos hechos harán que poco a poco salga a la luz las relaciones maltrechas y el pasado de cuatro de estas familias, los Kahnwald, los Nielsen, los Doppler y los Tiedemann.

La serie, co-creada por Jantje Friese y Baran bo Odar (dirigida con pulso firme por este último)—, recoge el testigo y la esencia, a mi parecer, de otras obras como la mítica Twin Peaks. Dark tiene un ritmo especial, que no fuerza la máquina ni va más rápido de lo que debería. No le importa pararse a enseñarnos en profundidad la vida de los personajes que habitan Winden y cómo estos se relacionan entre ellos, porque en el fondo, la serie le da mucha importancia a cómo unos y otros están conectados por sus actos. De hecho, su mimado ritmo es necesario para meternos en situación, para entender mejor todos los conflictos que se abordan y para que nos impliquemos emocionalmente con el drama, algo vital aquí, puesto que si no te enganchas ni te importa el devenir de los acontecimientos, entonces es mejor dejarla.

«Confiamos en que el tiempo sea lineal, en que avance de forma constante y uniforme hasta el infinito, pero la diferencia entre el pasado, el presente y el futuro, es solo una ilusión. El ayer, el hoy y el mañana no se suceden, sino que están conectados en un ciclo infinito. Todo está conectado».

Jonas Kahnwald, uno de los protagonistas

Con estas sugerentes palabras abre el primer episodio de Dark, y con ellas se nos da una pequeña pista de por dónde podrían ir lo tiros, y es que la serie juega mucho con el concepto del tiempo, las líneas temporales, la metafísica… No quiero comentar mucho más para no revelar uno de sus principales atractivos, pero solo diré que hay bastante pizca de ciencia ficción muy bien añadida, y que a los que les gusten estos asuntos le resultará muy satisfactoria.

Por supuesto, dada su ambientación y contexto, estamos hablando de una serie que tiene grandes pinceladas de suspense y misterio, acercándose en un par de ocasiones al terror sutil. Debido a ello, y también por cercanía en el tiempo y por compartir plataforma —además de una curiosa coincidencia temática que no desvelaré—, mucha gente llegó a comparar Dark con una de las series estrella de Netflix, Stranger Things. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Cuando uno se acerca a Dark se da cuenta enseguida de que resulta un producto infinitamente más adulto y dramático que la otra serie. Dark no es para todos los públicos, ya no solo por su intrincada trama que implica una atención dedicada, sino también porque hay alguna que otra escena subida de tono y bastante violencia explícita.

Con las cartas sobre la mesa, lo cierto es que Dark coquetea más con parecerse por momentos a la famosísima Perdidos (Lost), o al menos a mí me lo ha recordado así, por ser una serie coral que juega con su montaje de formas parecidas a como lo hacía el producto de J.J. Abrams, incluso llegando a resolver misterios y proponer preguntas que sorprenden por su magnitud. Respecto a estas cuestiones, es de agradecer que al contrario que Perdidos, Dark se atreva a dar respuestas coherentes y plausibles dentro de su universo. No solo eso, sino que la serie no intenta en ningún momento ser tramposa con su audiencia, te trata con inteligencia y te muestra las claves para resolver por ti mismo los misterios, y si eres lo suficientemente audaz, podrás ver venir los giros de guión tan bien construidos sin que por ello pierdan efecto. —Mención de honor aquí a una paradoja que ocurre a mitad de temporada y que pone patas arriba todo lo que se ha visto hasta ese momento. Hay varios golpes de efecto que resuenan con mucha potencia en el espectador—. En este aspecto se nota que los guionistas están construyendo con esmero y antelación todas las tramas.

«La diferencia entre el pasado, el presente y el futuro es solo una ilusión persistente». — Albert Einstein

Por si fuera poco, Dark también brilla en su faceta técnica. Es una serie sorprendentemente bien rodada, tiene una sublime escena de créditos inicial y una ambientación genial sin fisuras.

Desborda todo su potencial en la dirección de fotografía —una que por momentos recuerda a la de la impecable película Prisioneros, de Denis Villeneuve—, un deleite para la vista. Todos los actores están genial en sus roles, hasta los más pequeños, lo cual tiene bastante mérito. Y para redondear este espectáculo tenemos una banda sonora a la altura compuesta por Ben Frost que es de impecable factura para el nivel de una serie. Su música escalofriante y reiterativa imprime en todo momento un tono y una atmósfera a las escenas perfecta. Sin olvidarnos de la acertadísima selección de canciones de diversos grupos y artistas como Apparat, Agnes Obel, Tears For Fears, A Flock Of Seagulls o Dead Or Alive —entre muchos otros—, que juegan un importante papel a la hora de hacer más memorables algunas secuencias.

En general, para mí ha sido muy placentero descubrir en Dark esta madura y cautivadora historia, que aborda su drama desde distintos aspectos de la ciencia ficción. Es muy recomendable, sin duda, para quien se sienta atraído por su propuesta. Mi única preocupación frente a ella es que pueda perder el rumbo con el devenir de las temporadas y se haga demasiado liosa o poco creíble, pero de momento lo cierto es que tengo los suficientes motivos como para creer que irá bien. Su siguiente temporada promete y sus creadores parecen tener las ideas claras. Veremos si este barco avanza hacia buen puerto.

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