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El secreto de los mausoleos de los emperadores chinos

El complejo funerario del primer emperador chino de la dinastía Qin (siglo III a.C.) es uno de los yacimientos arqueológicos más famosos del mundo, principalmente por el descubrimiento del ejército de terracota que debía acompañar al emperador al otro mundo. No obstante, el propio mausoleo nunca ha sido excavado, y los científicos chinos tienen una buena razón para ello.

El mausoleo está bajo una gigantesca colina artificial de forma cuadrada, con una base de más de 350 metros y una altura de más de 40 metros, por lo que algunos lo consideran una especie de pirámide. Un nuevo estudio publicado en Archaeological Research in Asia y dirigido por Giulio Magli, de la Escuela de Arquitectura, Planeamiento Urbano e Ingeniería del Polictécnico de Milán, examina la orientación de éste y otros mausoleos posteriores, con un resultado ciertamente sorprendente.

Los guerreros de terracota / foto Maros en Wikimedia Commons

Todos los emperadores de la dinastía subsiguiente, los Han occidentales, eligieron ser enterrados bajo pirámides similares. Estos mausoleos son visibles aún hoy en día en el paisaje en rápido desarrollo de los alrededores noroccidentales de Xian a lo largo del río Wei. Incluyendo también las tumbas de las reinas y otros miembros de las familias reales, hay más de 40 de estas pirámides chinas. De éstas, sólo dos han sido (parcialmente) excavadas.

En el trabajo se utilizan técnicas sencillas basadas en imágenes de satélite, junto con estudios de campo, para recoger un gran número de datos nuevos y, en particular, para estudiar la orientación de las bases piramidales. Es bien sabido que, por ejemplo, las pirámides egipcias están orientadas con gran precisión hacia los puntos cardinales, en virtud de los fuertes lazos de la religión egipcia con el cielo y en particular con las estrellas circumpolares.

Distribución del mausoleo / foto ImpressiveMagazine

Aunque -por supuesto- no hay conexión con las pirámides egipcias, también los emperadores chinos acreditaron su poder como un mandato directo del cielo, identificando la región circumpolar como una imagen celestial del palacio imperial y sus habitantes. Por lo tanto, era natural esperar que las pirámides chinas, tumbas de los emperadores, se orientaran hacia los puntos cardinales. Es en este sentido que los resultados del nuevo estudio son en parte sorprendentes.

Resulta que estos monumentos se pueden clasificar según dos tipologías. Una de ellas estaría formada por monumentos orientados con precisión a los puntos cardinales, como era de esperar. En la otra hay desviaciones significativas del verdadero norte, todas comparables y todas en el mismo sentido (al oeste del norte mirando hacia el monumento).

Polaris / foto NASA – dominio publico

Es imposible que esta segunda tipología se haya debido a errores de los astrónomos y arquitectos chinos, que conocían y usaban la brújula, inventada en China en una forma algo rudimentaria en esa época, pero no hay correspondencia con los datos paleomagnéticos.

La explicación propuesta en el artículo es pues astronómica: los emperadores que construyeron las pirámides de la segunda tipología no querían apuntar al polo norte celeste, que en aquel momento no correspondía a ninguna estrella, sino a la estrella a la que se acercaría el polo en el futuro: Polaris, la Estrella Polar.

Todo este discurso puede parecer extraño a primera vista, pero hay que recordar que hay un fenómeno, la precesión del eje de la tierra, que mueve lenta pero constantemente la posición en el cielo a la que apunta el eje de la tierra, y por tanto el polo celeste. Los astrónomos chinos estaban casi seguros de ello.

Hoy en día estamos acostumbrados a identificar el polo norte celeste con Polaris (aunque en realidad la correspondencia no es perfecta) pero en la época de los emperadores Han el polo aún estaba lejos de Polaris, y con una distancia en grados aproximadamente igual a la desviación de las pirámides chinas del norte geográfico.

Fuente: Royal mausoleums of the western Han and of the Song Chinese dynasties: A satellite imagery analysis

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