Arte Cultural

Las estatuas de piedra tienden a ‘esferizarse’ con el tiempo

Si uno recorre el registro escultórico de los clásicos, y presupone que estos guardan una relación fiel con la realidad de entonces, podría cuestionarse si eran todos una panda de tullidos desmembrados. ¿Con qué brazos podía esta gente tallar si estaban todos parcialmente mutilados?

brazos estatua perdida

Resulta obvio que la erosión debida al paso del tiempo se ha ensañado con las estatuas y que estas han perdido elementos quizá no indispensables para la vida pero sin duda muy valorados tales como brazos, pies o narices. Pero, ¿por qué no han perdido otras partes del cuerpo como el ombligo o los ojos?

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La esferización del arte tallado

Imagina una escultura singular de piedra: balón atravesado con una lanza (I), un pincho de piedra alargado caracterizado por una parte esférica y otra recta que lo cruza. Ahora, en este experimento mental, cogemos esta escultura sin valor y la hacemos rodar colina abajo. ¿Qué parte crees que resultará dañada?

Si has elegido el mástil frente a la esfera, has acertado. En esta rocambolesca obra de arte el fragmento alargado pronto acabaría fragmentado (II) y repartido por la montaña. La esfera, por otro lado, aguantaría mucho más, y probablemente se llevase durante un tiempo el tesoro de dos tetillas opuestas (III) debido a la fricción contra la colina.

la esferizacion del arte tallado

Este experimento mental, para el que no ha sido necesario dilapidar ninguna estatua, nos demuestra cómo los diferentes golpes que recibe el arte terminan fragmentando la piedra y dibujando contornos esféricos. De hecho la misma mecánica es la que da lugar a asteroides achatados, y es el motivo por el que nos asombramos tanto al ver uno alargado como Oumuamua.

El tiempo erosiona las estatuas

Golpes inocentes por descuido, ataques deliberados, inclemencias climáticas. Cualquiera de estos factores es, por sí solo, una fuente de erosión de aquellos elementos que sobresalen del cuerpo principal, pero todos tienen como factor común e indispensable el tiempo. El tiempo es el gran culpable de que buena parte de los antiguos en cualquier continente tengan narices romas y muñones pulidos.

Al tiempo no le agradan las facciones esbeltas y los gestos oblongos. El gesto de llamar a un taxi o pedir la vez en clase se habría perdido del registro de ser por la capacidad de las esculturas de hacer frente al paso del tiempo. Al igual que la lanza del ejemplo, los brazos tienden a transformarse primero en amputaciones y finalmente en tocones. Y lo mismo pasa con la napia. Véase un ejemplo.

estatuas pierden nariz con el tiempo piedra

¡Brazos fuera!

Una de las obras de arte más conocidas del mundo es la Venus de Milo, llamada así por la isla en la que un pastor la encontró. Una de las historias que se cuentan sobre su adquisición por el gobierno francés recoge un combate entre el oficial francés Jules Dumont D’Urville y una expedición turca interesada en la compra de la pieza. El resultado pudo ser la pérdida de los brazos.

Poniendo en cuarentena esta historia, también es probable que esta pieza de arte perdiese los brazos al pasar cientos o miles de años a la intemperie, quizá enterrada. Parafraseando a Wilde, para que un pastor encuentre una estatua de mármol en mitad del campo, alguien ha tenido que perder una estatua de mármol.

venus de milo brazos perdida frances

Otras historias afirman que la estatua nunca tuvo brazos, y algunas los ubican en el fondo del Mediterráneo debido a golpes o ataques durante su transporte. Los cortes en los muñones informan, en cualquier caso, de que parte de la piedra se desprendió tras la talla hacia el I a.C. Pese a la fragilidad del registro histórico podemos afirmar que los humanos de la antigüedad tenían brazos y nariz.

Imágenes | Nicolas Gras, Pierre, Daniele D’Andreti

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