Arte Cultural

Libros que hay que leer: «La Silueta del Olvido»

Ficha técnica

Editorial: Planeta
Páginas: 464
ISBN: 978-84-08-20833-4

Sinopsis

La inspectora Claudia Carreras quiere ser una buena policía, y una buena persona. Por ese orden. Pero ambos objetivos le resultan inalcanzables por culpa de la desolación que siente tras el asesinato en Madrid de su compañero y amante, Tomás.

Para olvidarlo se traslada a Valencia, donde debe investigar el extraño secuestro de Lara Valls, la hija de una adinerada familia. Pronto descubre que nada en este caso es lo que parece, y poco a poco empatiza con Lara: ambas son adictas a la literatura, al pasado y al sufrimiento. Tres drogas que pueden llegar a ser mortales.

Una trama intrigante, una prosa aparentemente ligera pero repleta de guiños y cargas de profundidad, junto con unos personajes que viven como si trepasen por una cascada, impedirán al lector dejar de pasar las páginas de «La silueta del olvido».

Impresiones

Lara Valls, la única hija de una rica familia de Valencia, ha sido secuestrada. La inspectora Claudia Carreras, recientemente llegada desde su anterior destino en Madrid, será la encargada de investigar el caso.

Pronto se da cuenta de que Lara, a la sazón una adolescente, no es una chica cualquiera. Solitaria, muy aficionada a la literatura, no llevaba la típica vida de una adolescente; hace unos años empezó a aislarse de todos y no tiene novio ni amigos conocidos.

Tampoco Claudia es una mujer cualquiera. La cojera que arrastra desde niña y lo que le pasó en Madrid y que hizo que huyese a Valencia, hacen de ella una mujer herida.

Como digo, Lara ha sido secuestrada. El secuestrador no se pone en contacto con sus ricos padres como hubiera sido lo normal, sino que hace participar en el asunto a un periodista de segunda llamado Matías y a la propia policía. La intervención de Matías da lugar a una especie de subtrama: Matías quiere escribir sobre un joven paralítico que (sobre)vive en casa de su madre.

El inicio de la novela es bueno y no tan bueno. Es bueno porque nos pone enseguida en situación y suscita en nosotros (al menos en mí) la intriga y el interés suficiente para seguir leyendo.

No es no tan bueno porque (me)cuesta cogerle el tono al estilo de Camps. Y es que en esta novela no sólo sabremos lo que hacen y dicen los personajes sino también lo que piensan. Así, cada vez que –sobre todo Claudia- dice algo, por lo bajini asistimos a lo que verdaderamente está pensando.

Obviamente, no siempre decimos lo que pensamos: por educación, por saber estar, por no poder decir ciertas cosas, por no deber decirlas…, muchas veces no coinciden hechos/dichos y pensamientos.

Me ha gustado saber lo que verdaderamente pensaban los personajes pero esta dualidad hace que las cosas sean un poco repetitivas y que el ritmo se frene en ocasiones.

Además, Claudia, la protagonista, es un personaje muy peculiar a la que me ha costado cogerle el tranquillo. No os hablaré apenas de ella porque es mejor que la descubráis por vosotras mismas pero su situación, su historia personal, da lugar a otra especie de subtrama

He dicho que me costó cogerle el tono a la historia. Me costó bastante debo reconocerlo; tanto como la mitad de la novela. No quiero con esto decir que la primera mitad de la novela no me gustase; sí me gustó pero no me entusiasmó (y, desde luego, no me gustó tanto como la anterior novela del autor que me entusiasmó de principio a fin y, quieras que no, es imposible no comparar).

Pero llegamos a aproximadamente la mitad de la novela, la historia dio un giro y, uf, aquello fue ya un no poder parar de leer. Si con la primera parte tuve mis más y mis menos, la segunda me ha satisfecho al cien por cien.

Me ha parecido buenísima, me han encantado los giros y me ha encantado como termina todo. Para mí, ha sido una novela que va de menos a más.

En la novela se tratan temas duros. El autor, no obstante, intenta aligerarlos con un cierto toque de humor que planea sobre toda ella. No obstante, hay momentos en los que te quedas un poco tocado. Y es que todos los personajes de esta novela llevan en las espaldas una mochila llena de piedras.

Cada uno carga con lo suyo, cosas de muy diferente tipo pero que tienen algo en común: los atormentan. La propia Lara, Claudia… Son personajes muy bien construidos.

Será un narrador omnisciente quien nos irá contando toda la historia desde la perspectiva de los diferentes personajes. Abunda el diálogo y ello hace que el ritmo sea ágil, mucho más en la segunda mitad.

La tensión narrativa que es media al principio se acrecienta muchísimo en la segunda mitad, acelerándose sin remedio al llegar al final.

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