Arte Cultural

Daniel Abreu, el coreógrafo rebelde de España

Acaba de nacer en España una compañía de danza que arranca bajo la iniciativa y respaldo de dos destacadas personalidades, vinculadas a esta disciplina desde hace tiempo desde dos frentes clave, lo artístico y su apoyo institucional: Daniel Abreu, bailarín y coreógrafo, Premio Nacional de Danza en la modalidad de creación (2014) y triunfador en la última edición de los Max con tres galardones, director de la formación, y José Luis Rivero, Director Insular de Cultura, Educación y Unidades Artísticas del Cabildo de Tenerife, impulsor de la iniciativa.

Enmarcada en el Tenerife Danza, proyecto que se desarrolla en el Cabildo Insular, no parece casual que sea en esta isla donde se ha producido el alumbramiento de una nueva entidad que aspira a posicionar la danza, desde su creación, interpretación y difusión, en un destacado lugar de escenarios nacionales e internacionales. De allí proceden un buen número de destacados intérpretes, también creadores, que abastecen el panorama actual de la danza.

LAVA Compañía de Danza está dibujada por 6, tres de ellos canarios. Carmen Fumero, Samuel Deniz, Javier Arozena, Emiliana Batista, Julián Lázaro y Virginia Martín. Unos intérpretes que desde el pasado lunes 27 de agosto, junto a su director y Dácil González, bailarina y coreógrafa, asistente en la dirección, se encuentran trabajando en el Auditorio de Tenerife, sede de LAVA. En el horizonte más cercano, el estreno de la compañía con un programa doble formado por obras de La Intrusa y Fernando Magadán, actual director del Nederlands Dans Theater II, que verá la luz el 2 de diciembre dentro de la programación del Festival de Tenerife.

¿Cómo surge la inicitaiva de esta compañía y qué le impulsó a dirigirla?

Creo que la necesidad de que existiera LAVA ya estaba en el aire desde hacía tiempo. A finales del verano pasado, tuve una reunión con José Luis Rivero y en esa conversación se habló de la importancia de que una compañía como LAVA se hiciera presente y de la posibilidad de que yo llevara la dirección artística.

Me emocionó mucho la idea, primero porque se continuará con la danza desde esta forma, sumando al gran proyecto de danza que hay en Tenerife, y segundo porque supone aprender, cambiar las formas y volver a estar más tiempo en casa.

El TenerifeDanzaLab, proyecto de danza residente en el Auditorio estaba tomando otras formas y era necesario continuar entendiendo su amplitud y una estructura más diversificada. Desde el Cabildo, ahora era el momento de llevar a cabo una compañía que se dedicara única y exclusivamente a la producción y exhibición de espectáculos de danza.  Así, en estos meses, hablamos de lo que se podría hacer y de lo que yo podría aportar, y se ha ido perfilando la mejor manera de llevarlo a cabo.

El Cabildo de Tenerife y el Auditorio tiene un proyecto cultural muy amplio. La danza siempre ha estado presente en Tenerife no sólo en las gentes que bailan de una manera excepcional en las calles, sino a través de los programas culturales que tratan de saciar esa necesidad de mover el cuerpo y el alma. Se hace visible lo que ya se da de forma natural. Hay un pueblo con inquietud y  es un hecho lógico que haya grandes personas en la gestión cultural que entiendan y vean la necesidad de esta nueva compañía y lo hagan posible. Para mí es un honor poder formar parte de este precioso proyecto, estoy inmensamente agradecido.

Daniel Abreu. © Daniel Olsson

¿Con qué vocación nace? ¿Cuál será su discurso artístico y repertorio?

Hay muchos bailarines canarios que andan por todo el mundo aportando eso tan peculiar que da esta tierra. No sólo bailarines, también creadores y otros artistas. Por qué no cambiar también el punto de mira. Podemos invitar a coreógrafos con una presencia internacional a que vengan y creen desde aquí. Un equipo estable, un espacio impresionante, una actividad cultural para un público que lo aprecia y acoge… no sé, creo que esto ya lo hace incuestionable.

El discurso iría hacia una línea de danza formal, sin entrar demasiado en experiencias performativas. El objetivo es crear un repertorio nuevo con creadores desde los nuevos lenguajes de la danza pero muy físicos. Y por otro lado no dejo de estar yo, que asumiré la dirección y seré uno de los coreógrafos. Esta posición me lleva a tener que enfrentarme a mi propio discurso desde otro lugar. Mi trabajo también formará parte, pero ahí yo también tengo que buscar otras formas y esto me hace tomar el reto con muchas ganas.

¿Cómo se presenta el primer programa de la compañía?

Pues será una noche compartida por dos creaciones. Por un lado La Intrusa, quienes fueron Premio Nacional de Danza 2015, y que además son una de las compañías que yo más admiro y de las que echo mucho de menos una mayor presencia en los teatros españoles. Me agradará mucho que LAVA acoja su trabajo. Y por otro será una obra de Fernando Magadán, actual director del Nederlands Dans Theater II, de quien vi algunos de sus trabajos y me cautivaron. Los dos montajes pintan con mucha fisicalidad y estoy seguro que impecable factura.

Son seis los bailarines que integran la compañía ¿qué le impulsó a seleccionarlos de las audiciones que se celebraron? ¿Cuál es el perfil de un intérprete de LAVA?

En los seis intérpretes hay un enorme talento y por lo que he visto estos días un equipo muy sugerente. Son bailarines técnicos con mucha personalidad. En las audiciones hubo mucha expectación y el número de bailarines que se presentó fue muy alto. No resultó fácil quedarnos sólo con seis, pero estoy muy contento con cómo ha quedado configurada la compañía. Son muy versátiles, prima sobre todo la capacidad expresiva de su cuerpo y lo que intuyo como mentes inquietas con ganas de sumergirse en estos universos en los que andamos proyectando.

Por otro lado cuento con Dácil González como ayudante y es sin duda apuesta segura. Nos entendemos y es una gran profesional en todo lo que yo la he visto emprender. Su presencia es uno de los mejores regalos para LAVA.

Daniel Abreu. © Daniel Olsson

¿Y la metodología de trabajo en la compañía, el día a día?

La residencia es en el Auditorio, la estructura física y legal que nos acoge. Vamos a tratar de crear una dinámica con preparación física más el trabajo que realicen los coreógrafos invitados, ya sea la creación como el mantenimiento del repertorio. El entrenamiento será ballet clásico, para mí es imprescindible si queremos que el equipo tenga un eje común y abrirnos a un lenguaje amplio, no sólo al talento que ya hay y que es mucho. Además cuento con Charo Febles como profesora y es una gran profesional. Pretendo que la compañía amplíe el repertorio a 3 programas, incluyendo una coproducción en los dos primeros años. Eso hará que el equipo pueda convivir de muchas formas en el estudio y crear una familia.

¿Cómo están resultando estos primeros días juntos?

Estas primeras jornadas hemos estado conociéndonos. Por un lado ha sido intenso porque no tenemos aún una identidad o lenguaje. Claro que estaba mi ojo, pero no se trata de eso, sino de saber quién es LAVA y yo también tengo que ir entendiendo cómo se mueve esta criatura. Así que Derek Pedrós, uno de los artistas visuales en danza más interesantes, ha sido el encargado de tomar todo el material posible para ir avanzando en las próximas semanas. Será él quien con su generosidad documente y ponga la visión al menos, de quiénes somos ahora. Derek ha hecho un trabajo fantástico y para todo el equipo, artístico y de producción ha sido una experiencia muy enriquecedora e ilusionante. Y en nada comenzamos con los primeros coreógrafos invitados. Estamos en marcha y con ganas.

¿Cómo se ha planteado su labor en la dirección artística de esta compañía?

Tengo la libertad de aportar nombres de artistas, bailarines y coreógrafos que alimenten LAVA. Al mismo tiempo trataré de abrir lo posible caminos para que la danza en Tenerife, que ya tiene su lugar, llegue a algunos otros sitios. Asumo la tarea con muchas ganas y muy ilusionado.

Me encuentro inmerso ahora en la mirada hacia otros creadores y ver cómo pueden encajar con nosotros. Me gusta poder revisitar a otros compañeros con estas otras gafas. No sólo pienso en el público que vaya a vernos, sino hacia dónde podemos ir nosotros. No puedo cerrar una forma aún. Y yo también tengo que aprender lo que supone trabajar en lo público y ayudar a que lo artístico no quede encerrado en procesos de oficina. Tengo la suerte de que eso está siendo fácil.

El proyecto está mimado y arropado. Llevo muchos años en la dirección desde lo privado y me he colocado desde ahí. Mi labor es aportar todo lo que he aprendido y hacer que sea posible.

Daniel Abreu. © Daniel Olsson

¿Compaginará la dirección artística de esta compañía con la actividad de la suya?

Sigo teniendo mucha energía y no puedo desvincularme aún de los escenarios como bailarín. Quiero seguir aprendiendo y para ello tengo la necesidad de sumergirme en mi mundo con mis gestos y modos de ver. En el tiempo que el equipo esté con otros coreógrafos, yo tendré necesidad también de seguir creciendo, como he hecho hasta ahora, creando. De seguir abriendo mundos con mi equipo de siempre y otros artistas con los que espero poder colaborar en breve.

Con mi posición, LAVA va a darme una nueva forma de trabajo, todo parece nuevo. Las veces que he trabajado con creaciones para grandes equipos, lo viví como algo muy diferente. Pero también quiero que la compañía recoja quién soy yo en esencia, por algo estoy aquí. Igualmente tengo muchos proyectos que cumplir, compromisos que me ilusionan y tengo claro que lo quiero hacer junto a LAVA, es algo muy importante para mi. Acabamos de comenzar y voy a cuidar mucho cómo vaya a crecer y dónde queremos que llegue. Ahora mismo ocupa mi cabeza y cuando eso me pasa es buena señal.

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