La inteligencia artificial traerá de vuelta a los artistas del pasado

Dicen que la ciencia ficción ayuda al desarrollo de la tecnología dibujando una ruta sobre la que pisar con firmeza. Pero hoy no hablaremos de ciencia ficción, sino de tecnología real y tangible que parece venida de las novelas más atrevidas sobre el futuro. ¿Y si pudiésemos traer de vuelta a los artistas que perdimos? Rembrandt, Schubert y Dalí ya han regresado, como veremos.

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Piénsalo por un instante: una conversación con Virginia Woolf, un cuadro de Miró, escuchar un recital de Neruda. Ficción, sí, pero ficción realista y, para según qué artista, una realidad. En alguna parte el equivalente a John Hammond está buscando en los datos el ADN virtual de los artistas del pasado mientras piensa “no vamos a reparar en gastos”. ¿Qué puede salir mal?

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¿Cómo podemos traer de vuelta a un artista?

A estas alturas del cuento nadie se sorprende cuando leemos que los datos son el nuevo oro. Más acertado sería decir que el conocimiento obtenido de la información que destilamos de los datos es lo que vale realmente, y es este conocimiento el que nos permite hablar con Dalí en el Museo Dalí en San Petersburgo.

Decía Dalí que “cuando eres un genio no tienes permiso para morir porque somos necesarios para el progreso de la humanidad”. Quizá por eso el museo ha decidido usar técnicas de inteligencia artificial para reconstruir al artista. Cabe destacar cómo sin datos esto habría sido imposible.

Para lograr una reproducción fidedigna ha hecho falta gastar una fortuna para analizar las frases del artista, sus grabaciones de sonido y los vídeos en los que aparecía. La reconstrucción de Dalí permite una reproducción interactiva a través de un montaje al estilo de Bandersnatch.

Es decir, las 190.512 posibles combinaciones no las hacen ilimitadas. Por muy avanzada que haya sido la inteligencia artificial que nos ha devuelto a Dalí, este (todavía) no es inteligente. Pero vamos por buen camino.

Rembrandt, Schubert y Dalí, vivos

En abril 2016 ING usó de técnicas de inteligencia artificial para imprimir un cuadro titulado The Next Rembrandt. Engañó a los expertos en el artista, que pensaron que se trataba de un cuadro perdido en el tiempo. Lo cierto es que fue “pintado” por una impresora 3D.

Y algo parecido ocurrió con Schubert. En enero de 2019 Huawei volvió a usar IA para terminar la sinfonía inacabada. Fue presentada en el Cadogan Hall de Londres, y supuso una agitación en la comunidad musical. Pronto podríamos estar redescubriendo canciones nunca interpretadas por artistas del pasado.

Ahora, un museo ha quitado el relevo a las marcas generando la versión virtual de Dalí. Sobre si son las empresas con o sin ánimo de lucro las que debieran liderar la resurrección de los artistas no hablaré, pero lo que sí he de remarcar es que el camino es imparable. Acabamos de descubrir el ámbar.

Los libros y películas ya predijeron algo así

E imposible no mencionar cómo muchas películas y libros ya nos hablaron en su momento de algo parecido. Abajo se observan dos escenas del vídeo del Dali Museum y de la película ‘La máquina del tiempo’ (2002). En ella un guía virtual inteligente hablaba con los recién llegados a la biblioteca.

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En el libro ‘Pórtico’ (1977), de Frederik Pohl, el protagonista lleva consigo su propio asistente virtual que no es otro sino Einstein. El libro se ambienta en un futuro en el que es posible utilizar genios del pasado como asistentes personales para el usuario medio. Y lo mismo vamos en esa dirección.

Para construir a los artistas del pasado podríamos usar sus obras, pero con los artistas del presente lo tenemos aún más fácil. Black Mirror ya tonteó con la idea en su episodio ‘Ahora mismo vuelvo’ (2013). Cuantos más datos tenemos de una persona, más fácil resulta hacer arqueología digital y recrearle.

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Los primeros pasos de los artistas inmortales

Imagina por un instante que logramos, dentro de muchas décadas, reconstruir a Dalí lo suficientemente bien como para tener una conversación con él sobre el presente. Y ahora vayamos más lejos. Virginia Woolf y Shakespeare, Tesla y Edison, Valentina Tereshkova y Elon Musk… todos en la misma “sala”.

Las recreaciones no tienen por qué tener un elevado grado de inteligencia. Ni siquiera ser conscientes. Imaginemos un futuro en el que un estudiante puede tener una charla con Picasso. O con una versión de Picasso lo suficientemente fiel como para ir muchísimo más allá de admirar su obra o verle en una película.

La impresora de The Next Rembrandt podría encenderse de nuevo y tendríamos otra obra inédita del artista. La inteligencia artificial de Huawei podría seguir tocando indefinidamente como hace esta otra de death metal. El libro infinito podría estar a la vuelta de la esquina.

Pero también la inmortalidad de seres queridos, o de nosotros mismos. Nietos que jamás podrían conocernos en caso de accidente o enfermedad podrían escucharnos, y copias de científicos del mundo estar disponibles para aquellos que buscan inspiración. Rembrandt, Schubert y Dalí son solo los primeros pasos.

Imágenes | Dali Museum, La máquina del tiempo

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