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CALIFICACIÓN.- EXCELENTE: 8
Tras su paso triunfal por Nueva York donde ha recibido varios premios, el monólogo ‘Con los ojos cerrados’ ha llegado a Madrid donde se representa con gran éxito en Nave 73. Sergio Toyos adapta y dirige la obra original del dramaturgo Luca Pizzurro, que aborda un tema muy espinoso y que, desde luego, no es apta para todos los públicos. Y, para más inri, lo hace tomando el punto de vista del verdugo. Pizzurro se mete en la piel del monstruo para ofrecernos, a través de sus ojos, un relato perturbador, que Toyos ha llevado a escena con solvencia y enorme realismo.
‘Con los ojos cerrados’ aborda la historia de Bruno, un hombre de mediana de edad, al que vemos observar desde la ventana a unos niños jugando que acaban de salir del colegio. Siente predilección por uno de ellos debido a sus fragilidad. Toda la primera parte de la obra transcurre bajo una aparente serenidad hasta que el personaje confiesa que lleva tres meses sin salir de casa y sin relacionarse con nadie. Es entonces, cuando en la atmósfera -que recrea brillantemente Sergio Toyos-, se vislumbra algo oscuro. Unas intuiciones que se convierten en certeza cuando Bruno invita al niño más vulnerable a tomar algo a casa. Entonces, se produce un hecho atroz que el protagonista justifica en nombre del amor.
A partir de ese instante, el relato se sumerge en la penumbra más absoluta y el suspense se convertirá en el hilo conductor de una obra inquietante al máximo, que causa rechazo en muchos momentos y que, por supuesto, hace sentir al espectador tremendamente incómodo ante la crudeza de lo que está viendo. ¿Cómo un personaje que rechaza el maltrato animal y que aparentemente es una buena persona puede cometer un acto semejante?
Sergio Toyos nos brinda una puesta en escena elegante y efectista, en la que la intriga está muy presente en todo momento. La escenografía -de Juanjo González Ferrero- recrea un triángulo equilátero en cuyos ángulos hay tres sillas, una de las cuales tiene encima una camisa y un traje negros (Al final de la obra entenderemos la simbología que encierra esta ropa). Destacar el espléndido diseño de luces del maestro Juanjo Llorens -que hace un trabajo sensacional- y la inquietante música original de Naiel Ibarrola, absolutamente idónea para recrear la atmósfera de Piccuzzo.
Uno de los momentos más significativos de la obra es, sin duda, cuando el protagonista lee algunos fragmentos de ‘Yo, Claudio’ (con la voz en off de Imanol Arias y Daniel Aguilar). Un dato esclarecedor que ayuda a comprender la complejidad psicológica y emocional del personaje protagonista -interpretado de forma genial por Marc Parejo-.
El actor catalán de 41 años, que ha protagonizado numerosas series de televisión, realiza aquí una de las actuaciones más complejas y arriesgadas de su carrera. No es nada fácil meterse en la piel del monstruo o del verdugo. Un personaje abominable al que Parejo dota de humanidad pero que, al mismo tiempo, provoca un enorme rechazo en el espectador. Marc supera el reto con nota y ejecuta una soberbia interpretación (sobria, sutil y llena de matices) para dar vida al protagonista de ‘Con los ojos cerrados’.