Arte Cultural: “En el discurso político se emplea la descortesía para sacar adelante la propia propuesta, sin importar la imagen del otro” – LA MIRADA HUMANA

By Arte Cultural Abr20,2024
Mª Elena Gómez Sánchez, catedrática de la Universidad Europea de Madrid, habló en el ICS sobre las estrategias para atraer al electorado a través de las cartas.

El 28 de mayo se celebran los comicios municipales y autonómicos en España. Los candidatos que concurren a ellas se han lanzado ya a la búsqueda del votante con todas las armas persuasivas que tienen a su disposición: mítines, ruedas de prensa, cartas, mensajes en redes sociales… No obstante, sus discursos encuentran en muchas ocasiones unos destinatarios hastiados de mensajes políticos, pues ven la vida política española como una campaña sin fin. 

Analizar los vínculos y las emociones presentes en la esfera pública a partir de la comunicación política fue el objetivo de un seminario del grupo ‘Vínculos, creatividad y cultura’ del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra. Mª Elena Gómez Sánchez, catedrática de la Universidad Europea de Madrid, se centró en las estrategias para atraer al electorado a través de las cartas.


¿Cómo se transforma el discurso político en tiempos de campaña electoral, frente a otros momentos de la vida política?

Muchos ciudadanos tienen la sensación de que vivimos en una campaña electoral permanente. No obstante, si tenemos que dar una nota distintiva de cómo son las campañas, es que se intensifica todo lo relacionado con un discurso muy persuasivo que busca obtener el voto de quienes escuchan pero aún no están convencidos. 

¿Cuáles son estos mecanismos de persuasión?

Numerosas personas perciben que la política es algo distante, que no les interpela. Durante las campañas electorales, los candidatos tratan de hacerles ver que sí les afecta. Entre otras estrategias, buscan evitar ese distanciamiento fomentando la cercanía y complicidad con el posible elector. De algún modo, le dicen: “Es importante que usted participe y, a ser posible, que lo haga votándome a mí”. 

Hay una llamada de acción muy marcada, especialmente cuanto más próximo geográficamente es el ámbito de las elecciones de las que estamos hablando. En las elecciones europeas la llamada es un poco distinta, más matizada.

¿Qué caracteriza en concreto al discurso político en España?

El discurso político es muy amplio; se concreta en mítines, entrevistas en medios, actividad parlamentaria, cartas electorales… Cada una de esas formas de comunicar es un tipo de discurso y tiene un estilo.

No obstante, podemos encontrar algunos elementos comunes como la confrontación -un tipo de descortesía esperable-, el uso de metáforas para explicar conceptos difíciles y el empleo de eufemismos para cuidar la propia imagen. Asimismo, se da una gran repetición de ideas, ya que a la audiencia le tienen que quedar claros los mensajes y en qué medida se diferencian en función de los candidatos. También se repiten determinados términos y sintagmas.


«En las cartas electorales hay un juego interesante: por un lado, el político busca la cercanía y por otro, no olvida que no puede imponer su imagen al ciudadano».


En concreto, de todos los tipos de discurso que ha estudiado usted se ha centrado en investigar las cartas electorales. ¿Qué características diferenciales tienen?

En concreto, comparo las misivas de los distintos partidos en un mismo periodo electoral y también a lo largo del tiempo. He estudiado el caso de las elecciones europeas y actualmente me centro en las de las elecciones a las Cortes Generales. Más adelante continuaré con las de corte autonómico. 

Una cuestión que me parece significativa es la búsqueda de complicidad con el lector, que se manifiesta como el respeto hacia quien la recibe. Hay un juego interesante: por un lado, el político busca la cercanía y por otro, no olvida que no puede imponer su imagen al ciudadano, que es quien decidirá si le da su voto o no.

En las cartas más recientes he percibido cambios en el uso del “tú” y el “usted” y he visto que se busca una personalización o singularización mayor. Es habitual que se apele a la complicidad mediante el uso de la primera persona del plural -“elegiremos”, “votaremos”, “estamos llamados a las urnas”…-, pero en las más recientes veo el singular -“estás llamado a las urnas”, “tu voto importa”-. 

¿A qué responde esta nueva tendencia?

De momento es solamente una hipótesis, pero empiezo a pensar que responde a algo más general en la sociedad, la búsqueda del individuo y el “yo”, y también que se relaciona con una creciente polarización. La primera persona del plural nos acerca, nos une a todos, mientras que el singular responde a una estrategia muy directa para intentar conseguir el voto de quien todavía no está convencido.


«En las cartas electorales aparece, sobre todo, una “descortesía despersonalizada”. Aunque se empleen palabras duras y descalificativos, se hace de manera un tanto eufemística».


¿Cómo cambia el discurso político en la modalidad escrita?

Las cartas son un tipo de discurso que resulta curioso porque por un lado es distante, pero por otro busca la cercanía. Emisor y receptor no comparten el tiempo ni el espacio físico, pues la misiva se escribe y se lee en momentos diferentes.

Hablo de “emisor”, pero en realidad hay tres destinatarios: el adversario político, el lector que comparte tu espacio ideológico y el lector que no lo comparte pero que tú esperas que lo termine haciendo.

En ese sentido, las cartas son más amplias, más distanciadas. Aunque en el fondo son persuasivas, tienen más apariencia de información que otros discursos, como los mítines, donde la interacción es mucho más directa y se comparte terreno común. 

Hemos hablado de un tipo de destinatarios, los votantes. ¿Qué hay de la referencia a los rivales?

En las cartas aparece, sobre todo, una “descortesía despersonalizada”. Aunque se empleen palabras duras y descalificativos, se hace de manera un tanto eufemística, no se apunta directamente de manera explícita a ningún otro partido. De esa manera, es más difícil que provoque una reacción en los otros candidatos.

El seminario fue organizado por Inés Olza, coinvestigadora principal del grupo ‘Vínculos, creatividad y cultura’ (en el centro) y contó con la participación de la profesora Marta Rebolledo (izquierda) y de la catedrática Mª Elena Gómez.

¿Cómo se construye la descortesía lingüística?

Todos tenemos una imagen social constituida por dos caras, la positiva y la negativa. La primera, dicho de manera muy sucinta, tiene que ver con el deseo de ser aceptado por los demás y se expresa en fórmulas como dar las gracias, los halagos, los reconocimientos… La descortesía tiene que ver con el ataque a la imagen del otro. La forma más descarnada de hacerlo es el insulto, pero también hay otras maneras más sutiles. En política se emplea para sacar adelante la propia propuesta sin importar la imagen del otro

Las estrategias de negociación de la imagen permiten que “no nos peleemos” con todo el mundo todo el tiempo. Cada uno queremos salirnos con la nuestra, pero negociamos, en esa confrontación de imágenes que a veces se da, las situaciones descorteses, sobre todo si se quiere evitar una ruptura “total” con el otro. Hacerlo de manera más despersonalizada, más sibilina, permite que sea el otro quien decida si se siente afectado y hasta qué punto, puesto que no se le menciona directamente (aunque los ciudadanos tengan claro de quién se habla).


«Muchos titulares periodísticos relacionados con la política se construyen desde más desde la confrontación que desde la propuesta del partido».


Los políticos son conscientes de que los medios tienen un efecto multiplicador de cara a alcanzar a más posibles votantes. ¿Percibe que la descortesía se usa como estrategia para generar titulares?

Actualmente, muchos titulares están muy orientados a la descalificación del otro, aunque no siempre se le nombre directamente. Se construyen desde más desde la confrontación que desde la propuesta del partido.

Junto con los medios, las redes sociales son otro canal con el que se busca amplificar el mensaje. ¿Cómo han influido en el discurso político?

Promueven un mensaje más breve, más rápido y más dirigido a la acción y al sentimiento que a la razón y al análisis crítico. Estos últimos requieren de tiempo y sosiego. 

¿Esta estrategia responde a la necesidad de llegar a los electores más jóvenes? Lo de las cartas puede parecer algo anticuado…

Esta pregunta nos podría llevar a un terreno más amplio, que es si los jóvenes se sienten atraídos por el mensaje político. Efectivamente, los partidos tienen que buscar el modo de llegar a ellos y por eso tratan de hablar su lenguaje. No obstante, tampoco les interesa dejar de lado otras franjas de edad, para lo que utilizan otros canales como las cartas. Confío en que estas seguirán existiendo.

Autora: María Isabel Solana

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