Arte Cultural: «La ciberviolencia de género impacta en el día a día y supone un coste de entre 49.000 y 89.000 millones de euros» – LA MIRADA HUMANA

By Arte Cultural Abr19,2024

La ciberviolencia de género está creciendo en las plataformas digitales. Varios estudios concluyen que hay más violencia contra las mujeres que contra los hombres. Por ejemplo, en unos experimentos en una sala de chat, los perfiles con nombre de usuario femeninos reciben alrededor de 100 mensajes sexualmente explícitos y amenazantes, los masculinos, unos 4 mensajes del mismo tipo.

Eleonora Esposito, investigadora del grupo ‘Discurso público‘ del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra, analiza discursos sexistas y misóginos en las plataformas digitales. Su trabajo se divide entre el ICS y el Instituto Europeo de Igualdad de Género para lograr detectar y disminuir la misoginia en el ámbito tecnológico, sobre todo, en una fecha señalada como hoy: 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer.

Para la investigadora, el ámbito digital es un espacio presente y futuro en el que todas las mujeres tienen que estar representadas. Sin embargo, para ellas no siempre es fácil. La propia tecnología reproduce y amplía las violencias del mundo físico al virtual. La misoginia y el sexismo son dos factores centrales en el discurso que se difunde en las plataformas digitales.

¿En qué consiste la ciberviolencia de género?

Es una violencia hacia la mujer que se sustancia en el mundo virtual utilizando las nuevas tecnologías como medio para ejercer daño. Aunque las personas de todos los géneros pueden experimentar violencia y abuso en línea, el abuso experimentado por las mujeres es distinto en extensión como en impacto y las mujeres jóvenes están particularmente expuestas. 

¿Cómo es esta violencia?

El odio hacia las mujeres es casi siempre de naturaleza sexista o misógina, y las amenazas de violencia en línea contra ellas, a menudo, se sexualizan e incluyen referencias específicas al cuerpo de la mujer. El objetivo de la violencia y el abuso es crear un entorno en línea hostil para las mujeres con el objetivo de avergonzar, intimidar, degradar, menospreciar o silenciar a las mujeres. La misoginia digital existe porque existe la misoginia en nuestra sociedad. 

¿Hay alguna plataforma en la que este discurso prevalezca?

Por ejemplo, YouTube tiene los mismos comentarios desde hace 10 años, no hay ningún tipo de moderación. En cambio, Facebook ha aumentado un poco el control. En vez de moderar y filtrar los contenidos misóginos que los usuarios publican, deberían moderarse directamente las plataformas digitales, que es lo que se propone la nueva ley de Servicios Digitales de la Comisión Europea. 

«Solo vemos una parte de toda la violencia que exist

¿Quién es el responsable último de los comentarios que se pueden encontrar en las redes?

Se está cambiando nuestra idea sobre la carga de seguridad y responsabilidad. Normalmente, recae sobre el usuario cuando realmente debería tenerla el proveedor del servicio. La dignidad del usuario, en este caso de las mujeres, es el derecho central.  Hay que tener en cuenta la rendición de cuentas: no sabemos cuántos casos reales existen en las plataformas y tampoco cuántos se borran. 

¿Qué características tiene el discurso de violencia basado en género?

Las formas de ejercerla son muchas y evolucionan muy rápido, por lo tanto, es difícil crear categorías. Las principales formas de cibersexismo son el discurso de odio por orientación sexual o de género, la divulgación en línea de datos personales -también llamado doxing-, la difusión de información falsa -sobre todo en terrenos públicos sobre mujeres con altos cargos- y la violencia basada en la imagen. 

¿Qué papel juegan los elementos visuales más allá del texto como imágenes, vídeos, memes y música?

El aspecto visual es muy interesante porque es la moda en la tecnología. Las palabras disminuyen y las imágenes aumentan. Como he demostrado en un artículo publicado en Feminist Media Studies, la misoginia digital y la manera de sexualizar a las mujeres ha aumentado porque la cantidad de contenidos de este tipo que se producen y difunden es mucho mayor.

¿Qué supone esta violencia para las mujeres?

Nace la sensación de que las mujeres no se merecen tener acceso a los mismos niveles que los hombres, ni siquiera a internet: las mujeres con esta violencia no se sienten acogidas en la red y esto supone unos costes.

Para ellas, los costes son principalmente intangibles, como la pérdida de calidad de vida y la degradación física y psicológica. Las mujeres abandonan las redes y las tecnologías porque no se sienten cómodas en ellas, esto contribuye a agrandar la brecha de género, pero es un espacio presente y futuro en el que ellas tienen que estar. 

Por otro lado, hay un coste tangible. Un estudio del Servicio de Estudios del Parlamento Europeo en 2020 cuantificó el coste de la ciberviolencia de género entre 49,000 y 89,300 millones de euros. La categoría de coste más importante es el valor monetizado de la pérdida de calidad de vida, que representa alrededor de 60% por cyberharassment y alrededor del 50 % por cyberstalking. Además, existen otros costes como la asistencia legal o atención médica. 

¿Cuáles son las principales diferencias entre la ciberviolencia y la violencia offline en relación con el discurso?

Están muy conectadas pero es cierto que, muchas veces, la tecnología hace a las personas un poco más valientes con el anonimato y la falta del cara a cara. No habría valor de decir a la cara muchas cosas que se escriben, aunque esto no significa que no se piensen. Las redes son percibidas como un espacio sin repercusión cuando se desarrollan estos discursos.

¿Son las redes sociales la herramienta principal para ejercer la ciberviolencia?

Ahí tan solo es más visible, pero hay otras muchas formas como en los correos electrónicos, los mensajes directos o los sms. Existe también la llamada violencia facilitada por la tecnología que consiste en usar avances como el bluetooth, GPS o las casas inteligentes para ejercer violencia si se quiere. Solo vemos una parte de toda la violencia que existe.

No solo centra su trabajo en redes sociales, ¿verdad? ¿Qué puede pasar con la violencia de género en el metaverso?

En este sentido, participé en una conferencia del Mobile World Capital sobre la perspectiva social del metaverso. Se analizó sus principales oportunidades y retos. Desde mi punto de vista, es interesante ver si en el metaverso va a haber más violencia de género. 

Pensando en el metaverso, hay que recordar las lecciones que tenemos ya aprendidas de Internet: las adicciones, problemas de intimidad social, del aislamiento, la desinformación… El objetivo es evitar que se desarrolle otro nuevo ambiente con discriminación y desigualdad como ha pasado con las redes sociales. 

¿ Cree que esto es probable?

Ya ha habido mujeres que han sufrido violencias en el metaverso. Es ya famoso el caso de Nina Patel, una investigadora quien a los 60 segundos de unirse al metaverso, fue acosada sexualmente por una pandilla de tres o cuatro avatares. A raíz de esto, se ha desarrollado la función límite personal que imita una burbuja en la que la persona puede introducirse en situaciones límites para evitar encuentros demasiado cercanos. 

La función  se ideó después de la denuncia, es decir, nadie había tenido en cuenta que esta violencia pudiera suceder, nadie se había anticipado. Además, la cultura social que se inculca es que la seguridad sigue siendo una responsabilidad personal. El objetivo es que las medidas no lleguen después del problema, hay que anticiparse. 

«La violencia es un rasgo de la naturaleza humana, por eso no va a dejar de existir la ciberviolencia«

¿Cómo se gestiona la ciberviolencia basada en el género desde la Unión Europea?

Hay dos directivas muy importantes. Por un lado, el 8 de marzo de 2021 la Comisión Europea presentó una iniciativa para una nueva directiva contra la violencia contra las mujeres y la violencia domestica. En esta directiva, se definen como euro crímenes varias formas de ciberviolencia: el ciber acoso, el ciber acecho, la violencia  basada en la imagen y la incitación al odio basado en el género. Es algo esencial porque se intentan criminalizar estas formas y se equiparan a otras formas de violencia fisica y sexual como la mutilación genital femenina o la violación.

Por otro lado, se ha aprobado un nuevo paquete de leyes “Digital Services Act” de la Unión Europea. Esta directiva consiste en crear una estructura de supervisión de grandes plataformas, como Google o Meta, para obligar a moderar sus contenidos ilegales. Estas empresas serán las responsables en estos casos desde el punto de vista penal. Ambas son complementarias porque reconocen la ciberviolencia como un crimen al implicar que se pueda moderar.

¿Qué trabajo estás desarrollando en el Instituto Europeo de la Igualdad de Género?

Tras haber hecho el mapeo de la situación de la UE y haber desarrollado nuevas definiciones de las formas de ciberviolencia más comunes, ahora queremos desarrollar unos indicadores. Vamos a proporcionar a los Estados miembros una herramienta para medir cómo va cambiando la incidencia de la ciberviolencia de género, por ejemplo, a través de las nuevas leyes. Necesitamos más datos para proteger mejor a las víctimas.

A la vez, vamos a hablar con las plataformas para hacer un análisis de las políticas de moderación de contenido desde el punto de la violencia de género a través de entrevistas. Queremos saber cómo se enfrentan ellos, qué ofrecen y qué cambios van a implementar. Los resultados saldrán en 2024. 

¿Cree que la ciberviolencia basada en género se podría erradicar en un futuro?

Creo que la violencia es uno de los rasgos típicos de la naturaleza humana, por eso tampoco va a dejar de existir la ciberviolencia. Pero podemos empezar a educar desde los colegios y a generar unas consecuencias cuando se actúa de manera sexualizada y violenta.

Autora: Laura Tella Royo

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